El título de esta entrada era complicado. Dentro de la Agenda del Programa HOPE, hemos tenido la experiencia directa de cómo una adecuada coordinación entre la Asistencia Social y la Sanidad pueden llegar a proporcionar unos niveles de autonomía a pacientes y familiares, que eran difíciles de imaginar.
Además hemos sido testigos de cómo los nuevos roles de enfermería están siendo una respuesta a la sostenibilidad del sistema sanitario.
La historia ha comenzado cuando hemos subido al coche de Eva, una enfermera de distrito en Ljusdal. Hacía un día estupendo. Estos días en Suecia estamos teniendo sol y temperaturas fuera de lo normal, de 25 grados. Teníamos que hacer dos visitas en la zona de Halsingland.

Después la enfermera nos ha contado que las asistentes sociales iban 5 veces durante el día y 1 vez en medio de la noche.
La segunda visita, ha sido una mujer con cierto grado de demencia que se había caído por las escaleras y requería que se le realizase la revisión y cura de heridas en brazos y piernas. Hace una semana le habían examinado en el hospital y hecho las primeras curas.Teníamos indicaciones de cómo llegar a la zona, identificar un puente y localizar cerca una casa. Hemos pasado dos puentes y no la encontrábamos, así que hemos preguntado en una casa. El móvil de la enfermera en ese momento no tenía cobertura. Había que dar la vuelta y al final , hemos ENCONTRADO Y PASADO EL PUENTE de la anchura del coche, SIN NINGUNA BARANDILLA.
Había una casa con un jardín muy bien cuidado, al lado de un lago. En esta casa vive el matrimonio, la paciente de 88 años y su marido de 90. Estaban apaciblemente sentados en el porche, que tenía 3 escalones para subir. El aseo estaba en otra casita, fuera de la casa. La mujer se podía poner en pie, pero tenía bastante dificultad para caminar. Tenía varias heridas en brazos y piernas. Una asistenta social iba por las mañanas para asearla y el marido se encargaba del resto, hasta del jardín! y había plantado algunas patatas.
La enfermera le ha hecho las curas, revisado la medicación y hablado con el marido. Hemos estado un rato más y nos hemos despedido, dejándoles contentos a los dos en su porche. Los dos tenían sistema de aviso de alerta, en pulsera y en colgante.
Me imaginaba esta misma situación, en la semioscuridad invernal y una buena capa de nieve,…
Son varias las cuestiones que surgen en estas situaciones. Una es el riesgo. Está claro que en un pueblo o en una residencia o en una Nursing home, que tienen aquí, estarían más cuidados. Su calidad de vida ¿sería la misma? Estos pacientes, a pesar de las dificultades objetivas, están felices en sus casas, rodeados por el entorno natural y conocido. ¿Hasta qué nivel de independencia puede garantizar el sistema? Esto es capacidad de elección por parte del paciente. Sería interesante la evaluación de los costes.
Otra cuestión a destacar es la coordinación que existe entre las asistencias, el papel de la enfermera de distrito y la dificultad, aquí en Suecia de mantener este servicio, con el clima tan duro. Lo tienen muy interiorizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario